9/27/2008

El Aprendiz




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Abrió los ojos y lo supo, ya no era una cuestión de recordar desde cuando existía, todo su cuerpo le indicaba que la vejez había llegado y merecía concluir su existencia dejando su legado maldito a otro nuevo dios oscuro.

El sol ya estaba extinto en el horizonte cuando el vampiro, rey y sirviente de las tinieblas se lanzó en la búsqueda de su amado discípulo. Las leyes no habían cambiado en lo absoluto, así como él fue alguna vez elegido por su espíritu guerrero y su belleza física, de la misma forma su corazón debería dictaminar cual sería el mejor postor para ocupar su cargo.

El joven debería ser alto como las estatuas de los dioses que regían el lugar de su nacimiento; el antiguo Egipto, sus ojos serían azules como el cielo despejado en primavera y sus cabellos tendrían el color del sol en su hora de mayor esplendor. Tan sólo el imaginar el sabor de la sangre del elegido, sentir dentro de su boca el sabor de una vida tan bella como la que tomaría para luego darle la suya y guiarlo por el camino del nuevo nacimiento a la inmortalidad le provocaba espasmos de placer, haciendo que su carrera por los bosques, caminos y finalmente calles se hiciera más presuroso y anhelante. Sin embargo, dentro de sí sabía que no debía apresurarse, por más cansado que se sintiera de tanta búsqueda y espera, debía meditar bien su elección y para eso debía sondear en la vida de sus candidatos mortales.

Y así fue que junto al tiempo que fue pasando, noche tras noche luego de alimentarse, el conde oscuro, el Lord Vampirico, el portador del Don Oscuro fue buscando a su elegido entre los elegidos, al digno sucesor de la maldad eterna, a aquél que sería el portador de la muerte en su forma física. Pero su búsqueda resultaba infructuosa, nadie llegaba a tener la gallardía que buscaba y temió que posiblemente una de sus víctimas pudiese ser aquel que lo sucediera, entonces decidió mantenerse en ayuno para no desperdiciar la chance de encontrar a su amado elegido.

Las noches se sucedieron unas a otras en un terrible tormento de hambre voraz pero no sucumbió a la tentación y siguió con su ansiado propósito hasta que una noche de verano, mientras rondaba entre las sombras de un parque lo vio; estaba sentado en un banco leyendo un libro bajo el farol que con luz tenue y difusa le daba un aspecto casi angelical, su rostro era el de un modelo griego y su delicadeza al girar las hojas del libro deleitaba a quien lo mirara, su cabello era largo hasta los hombros y un mechón del mismo le caía sobre la frente dándole un aspecto indefinidamente asexual, su boca era la fresa a punto para ser comida. Todo él era una ensoñación de perfecta belleza dolorosa

“Sería un Dios perfecto, un demonio cargado de muerte rodeado de un halo de seductora belleza e inocencia” Se dijo el vampiro al tiempo que se relamía y, al ver que nadie más rondaba el lugar, en menos de un segundo salvó la distancia entre ambos y su boca ya estaba apresando al muchacho al tiempo que en un destello lo llevaba detrás de unos arbustos donde culminaría su asesinato mortal para darle inicio a su nacimiento eterno.

No recordaba que él mismo, al pasar por el mismo transe entre una vida y otra haya sido tan salvajemente efusivo para beber la sangre de su creador, pero le daba un placer indefinido el sentir como su nuevo hijo bebía de él con una furia tan implacable que si no hubiese hecho un esfuerzo supremo por separarlo de él, seguramente el viejo vampiro hubiese perecido desangrado por su creación. Una vez que el joven se sintió pleno de vida y completamente sediento, el viejo vampiro procedió a explicarle cuales eran sus deberes para con los mortales y para sí mismo, como debía cazar y que, al amenazar el alba con dejar salir al sol, éste debería encontrar refugio en un lugar alejado de la luz. Luego de esto le permitió que saliera de caza mientras el viejo vampiro lo observaría para dar su veredicto de que tan bueno le había salido su discípulo.

El joven vampiro caminó por el parque y luego por las calles como si nada, cualquiera que lo hubiese visto deambular lo hubiese considerado un ser mortal como cualquiera, pero sus ojos, esos terribles ojos ambarinos hurgaban en el alma de los hombres que ahora, más que ser sus hermanos ahora habían pasado a ser sus presas.
El viejo vampiro se sentía extasiado ante su creación y su dicha llegó al colmo cuando vio como su sucesor se acercaba a un joven muchacho bien parecido y le susurraba alguna cosa muy cerca del oído, entre risas ambos se encaminaron hacía un callejón oscuro y el viejo vampiro se relamió de placer al comprobar que su joven aprendiz era un as en el manejo de la seducción de sus presas, los observó perderse tras la esquina del callejón y esperó a que su alumno diese buena cuenta de su primera víctima. Pasaron diez minutos, veinte y nada.

Su aprendiz no apareció.

Abrumado, pensó que algo había salido mal, quizás su joven discípulo aun no estaba preparado para dar cuenta de un ser humano y fue vencido en su debilidad por el mismo, quizás el nacer a una vida inmortal le había producido un desmayo o convulsiones como había oído que le pasaba a algunos nuevos adeptos vampíricos.

O quizás peor que eso, el mortal le habría clavado una estaca en su joven corazón.

Desechó esto último ya que no había posibilidad que la víctima fuese un caza vampiros, estos no solían ponerse al descubierto con tanta facilidad, pero ante la duda decidió ir a comprobar por él mismo que había pasado para que su alumno tardase tanto en volver a aparecer.

Cuando entró al oscuro callejón lo que vio lo dejó consternado, primero no entendió la escena que se presentaba ante él, luego sintió un arrebato de indignación y en un grito furioso exclamó:

-¡PERO QUE HACÉS INSENSATO, TE DIJE QUE DEBÍAS SUCCIONARLE LA SANGRE DEL CUELLO!

A lo cual, su joven y bello aprendiz le contestó al tiempo que soltaba el pene de su víctima:

-¡Es que a mi siempre me gustó tomar con pajita!


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3 comentarios:

Agnisse Geliebtermitihne dijo...

Querido.....


Yo yambién intento despistar al enemigo pero sigo sin tener la certeza que puedo o no lograrlo, si acaso es la esperanza la que me mantiene.
Hace tiempo un contacto en el inframundo me envió el link de una canción, vi entonces el video, y hoy por casualidad lo volví a escuchar..... bajofondo y perfume me hacen tener nostalgia de un sitio al que jamás fui, y pienso en todas las cartas que aun no escribo, y cada noche pienso que envio... y sigo pensando que las personas a las que aprecio, esta tan cerca como mi pensamiento lo permite, y no al otro extremo del mundo...
Podrías ser un dios, lo sabes, aun cuando uses una pajilla para beber un poco de vida en donde posiblemente no la hay desde hace años....
Seguí con sed, que hay mucha sangre de donde beber


Un beso, solo uno, pero contiene mas calidez que muchos que recibieras antes

Esencia de Mujer dijo...

Caras vemos...corazones no sabemos.

Un excelente cuentito (de los que ya extrañaba) con un final inesperado, lograste hacerme sonreír...

Muchas veces las apariencias engañan, te creas muy altas expectativas sobre alguien y resulta que te equivocas, podrás ser el mejor maestro pero cada cabeza es un mundo, y aunque te esfuerces en hacer del otro una copia semejante a ti o hasta mejor, si éste tiene sus propios esquemas será difícil de cambiar.
Toda enseñanza requiere de tiempo y diciplina y a este vampirito le faltó :)
ahhh pero resultó ser más listo que su maestro jeje...

Te seguiré leyendo y visitando


Besos con sabor a recuerdos

Angel Terrible dijo...

Será de dios? Las fatalidades del modernismo tardío, ahora antes de crear un vampiro tenés que preguntarle si es puto, floguer o macrista, que lo parió...

Nuevo blog, pegate una vuelta.
Besos.