30 julio, 2008

Anarquismo


“Según Wikipedia:

El anarquismo es un nombre dado a la doctrina y movimiento que promueve la anarquía, es decir la autonomía de cada persona. Es contrario a las relaciones humanas de dominación o autoridad involuntaria (ej. el Estado) y promueve el autogobierno de personas y asociaciones. Dos axiomas básicos del anarquismo son la autopropiedad de cada individuo, y la no coacción o acción voluntaria entre individuos soberanos.

La palabra anarquía deriva del prefijo griego αν (an), "no" y la raíz del verbo αρχω (arkho), "jefe". Puede traducirse, pues, por «sin jefe». Designa una situación política o social en la que ningún individuo ejerce poder coactivo o autoridad involuntaria, sobre otros. Las connotaciones de la palabra varían drásticamente según se considere esta ausencia de autoridad: bien como un orden libre deseable, bien como un caos a evitar.”

Ahora bien, esto basado en una explicación sociológica, en cambio si nos atrevemos a entrar en el terreno psicológico del individuo podríamos arriesgarnos a comparar al anarquista como al ateo. Permítanme explicar este punto; todo ateo alguna vez a sido una manifestante fiel y devoto de su creencia en un determinado Dios, pues si en verdad jamás hubiesen creído en tal deidad y ésta no los hubiese defraudado en su ciencia de fe, no hubiesen alcanzado nunca el grado de descreimiento que lleva a la negación de determinada opción.

Así mismo es el nacimiento de una anarquista en cualquier grado y factor de su vida, nadie nace con determinada filosofía sino que el medio en el que interactúa lo lleva a tomar votos de creencia en las cosas con las que convive. Sea a grado espiritual, religioso, social o cultural, el verdadero anarquista para conocer lo que hoy repudia, primero tuvo que empaparse en esas aguas y quizás hasta creerlas. -Esto puede pasarle a usted, a aquél o a mi en cualquier ámbito de nuestras vidas, todos en cierta forma tenemos un poco de anarquía dentro nuestro, pugnando por salir a la vista-.

Ahora bien, cuando el anarquista en potencia descubre que “su verdad” es una idealización que no se ajusta a los parámetros de la realidad social, pueden presentarse tres tipos de reacciones básicas (que como todos sabemos, de estás tres se derivan por cada una otras tres y así sucesivamente hasta el infinito). Las tres reacciones están motivadas por el mismo motor que, paradójicamente, comprende engranajes diferentes en cada apreciación del mismo, y esto es la definición y aceptación mental de lo que cada individuo comprende como “Libertad”.

Como ya hablamos anteriormente, la Libertad es el motor impulsor de cada ser humano, es su sueño, su anhelo y la única virtud con la que el ser humano nace y muere, más allá de que no siempre, sea por el medio en que uno se haya o por extraña convicción propia, no podamos mantener en su estado más puro. ¿Por qué? Quizás por la ética que hemos mamado desde la cuna, quizás por la moral que nos aplica cláusulas sociales y psíquicas.

Como sea; el verdadero anarquista no busca el cambio global para obtener un mejor mundo para todos, pues comprende que si anarquismo es la completa libertad PERSONAL del individuo, tratar de pasar por encima de los demás y convencerlos de “su verdad” es en si faltar a la base misma de la anarquía, pues uno mismo estaría “gobernando” o induciendo sobre la otra persona que desea ser libre de actuar como más le guste.

Contrariamente a lo que normalmente se cree, el verdadero anarquista no promueve el caos y la guerra, sino una paz personal y completamente libre de opiniones o condicionamientos ajenos. En si, el anarquista es un ser completamente indiferente al grupo y sus necesidades, pues su dogma comienza consigo mismo y no con el otro. Su búsqueda es personal y puede volverse conjunta con otros que persigan los mismos intereses, pero básicamente el anarquista busca su libertad personal.

Claros ejemplos de anarquistas famosos son (y óbviese el poner el grito en cielo por esto): Jesús de Nazareth, personaje bíblico por todos conocido, que promovía un dogma singular, el de buscar la gloria y paz celestial sin obligar a nadie a que lo siguiera, el tipo iba por ahí predicando “su verdad” pero no le ponía un arma en la cabeza a nadie para que lo siguiera.
Los maestros Zen o cualquier religión budista son otro claro ejemplo de NO búsqueda de aceptación de sus ideologías, el maestro no busca al alumno sino al revés, pues se respeta en estos casos la premisa esencial de un anarquista: la completa libertad personal.

El segundo grupo de reacción es la que más se genera en cualquier sociedad media; es el “anarquista mediático”, seres de dudosa auto estima que comprende a un período de edad media tirando a adolescente, donde la búsqueda del YO los lleva a probar sus límites tanto sociales como psicológicos. Los medios promueven que los anarquistas pintan las paredes de los vecinos, se visten, hablan, actúan de determinada forma y ahí los vemos a ellos, chicos que corren a comprar la ropa que venden los medios como seres “rebeldes”, hablan con códigos porque así la sociedad los tilda de chicos malos y anarquistas y dictan grandes discursos en las facultades, mientras acarician sus largas barbas al mejor estilo Che Guevara.

Este tipo de grupos, lejos de estar cerca del anarquismo, son los claros ejemplares que crea una sociedad mediática, donde las palabras son sólo definiciones sin peso de acción o comprensión de las mismas. En sí, estos pequeños seres que pululan en todas las esquinas e incluso entre las sombras, buscan más que una Libertad personal, la aceptación del medio contra el cual, justamente luchan.

El tercer grupo, es quizás el más simple de interpretar y más complejo de entender, pues está compuesto de seres que permiten a la sociedad disfrazar y definir con el nombre que más les agrade, los verdaderos intereses que los motivan a poner coches bombas en las escuelas, decapitar personas, perseguir y quemar en la hoguera a supuestas brujas y crear un genocidio en aras de libertar un país, expandir sus fronteras o crear una raza aria pura.
A este grupo no les importa el nombre que les de una sociedad en la cual extrañamente conviven, incluso hasta existe la chance de que les cause diversión estar en la mirada y boca de un mundo que les teme por su salvajismo.
Es que estos seres saben algo esencial del mundo en que se mueven, comprenden a la perfección que el individuo promedio intenta mitigar al animal que lleva dentro aprendiendo y memorizando una moral y una ética que en ellos no se ajusta ni les interesa poseer, comprenden que la leche que los ha amamantado desde pequeños los ha vuelto dóciles y gobernables por su propio miedo a la reacción en cadena.
Estos seres llevan consigo una verdad más simple y abominable, pueden ser denominados anarquistas, asesinos, genocidas, dementes pero eso no importa para ellos, las definiciones son parte de una sociedad que necesita limitar en ideas sus acciones; en cambio ellos optan por una Libertad más completa y temible, ajena a todo patrón de civilización, para ellos, no hace falta un motivo para actuar, lo que buscan, es hacer arder al mundo.

29 julio, 2008

Las Penurias de Friedrich





En todas las grandes reuniones de alta sociedad y glamorosa pompa, uno de los personajes más amados, admirados y entrañables por todos los comensales era nuestro querido amigo Friedrich Nickelodeon Gutiérrez.

Era amado, admirado y entrañable justamente porque nunca asistía a ninguna.

Sin embargo, dióse el caso que allá por el año mil novecientos noventa y ocho de la era de nuestro señor, con motivos de festejar el año que concluía y el nuevo que venía cargado de novedosos augurios exactamente iguales que el anterior, decidió asistir a una de estas reuniones y descubrir así, como es que se presentaba al fin de cuentas el nuevo mundo ante sus ojos de patito feo.

Haciendo de tripas corazón y conteniendo la respiración, procedió a ducharse, acicalarse, engominarse y todos los “arse” que se les ocurra al curioso e imaginativo lector. Ya una vez apto para parecer lo más similar a un ser humano se lanzó a la calle en busca de la dirección donde se hacía la fiesta.

No llegó muy lejos pues propiamente dicho, se lanzó hacía la calle… Pero desde la ventana de su cuarto que estaba en un quinto piso.

Levantándose con dificultad pero no sin orgullo y altanería, emprendió su trayecto hacia la dichosa fiesta y, eme aquí que la encontró en la esquina entre dos calles que no vienen al caso ni tampoco recuerdo, pero ¡¡Oh gran felicidad demostró nuestro amigo Friedrich al hallar tal dirección!!

Y que gran desilusión siguió a ésta al ser echado a patadas por carecer de tarjeta de invitación…

Sin que lograran amedrentar a nuestro triste antihéroe, éste se coló por una ventana que daba al baño y, haciéndose pasar por un mesero logró ser parte de la fiesta. “Ser parte de la fiesta” es sin duda la frase más exacta de todo este relato ¿por qué? Justamente porque junto a la llegada de Friedrich, llegó también la diversión de tres o cuatro borrachos que pululaban por ahí, filosofando sobre la dicotomía del espacio- tiempo.

Ocurrió que al ingresar nuestro benemérito amigo al gran salón de la fama, lo primero que recibió como acogida fue un fuerte aroma a boludez humana, y que al parecer era la colonia que usaban la gran mayoría de los invitados que eran muchachos de entre diez y ocho y treinta y cinco años que charlaban animadamente en grupos separados, unos mirando de soslayo al otro en claro ademán de estar sacándole el cuero y, que cada dos minutos, con aire soberbio y arrogante, se formulaban intrincadas preguntas que lanzaban al aire y que por alguna extraña razón, maquinalmente o por inercia, procedían a darse la espalda para consultar las respuestas en sus notebook portátiles y con Internet satelital.
Impresionado por la visión infernal del nuevo mundo que se presentaba ante él, y con el estómago retorcido de asco, sin más miramientos procedió a vomitarle el escote a una prominente rubia que más que caminar, parecía desfilar cerca de él. In más miramientos, lo tomaron por el forro del pantalón y propinándole terrible puntapiés, Friedrich conoció lo que es un cielo estrellado, el agua de la alcantarilla y un culo roto.

Dicen los que no saben (porque los que saben entienden que es mejor guardar silencio a decir giladas), que cuando Friedrich se alejó de la fiesta por calles sin nombre ni memoria, cabizbajo y meditabundo, se cruzó con un pordiosero que, al verlo en tan lamentable estado, lo invitó a tomarse un trago de vino junto a él.

Dicen también que luego de estar Friedrich contándole la desgraciada noche que había tenido, el pordiosero suspiro y mirando a las estrellas le dijo:

-Pibe, no te olvides nunca de esta premisa de vida: tratar de hacer entender algo a un boludo, es ciertamente ser un boludo.

Cachorro Furibundo



.

Y el cachorro sigue farfullando tratando de tener vida dentro de su vida, como sombra insomne late y sabe que no se irá, la eterna certeza que carcome su inconsciencia: Que mientras esos labios besan su boca, es la memoria de otra ajena la que saborean.


Aun no ha nacido el chacal carroñero, que haya aprendido a cazar su propia gloria como los lobos, sino tan sólo han de comer las sobras de lo que aquellos a quienes tanto odian han dejado.

.

Némesis


Como mar embravecido
Caen las palabras
Donde te busco
Y ya no encuentro tu recuerdo.

En el rincón de los Pensamientos
Duerme el niño
Que furtivo
Ahora es sombra entre las sombras
De lo que serán nuestras vidas.

Entre las palabras me busco
Y ya no me encuentro
Ni hallo el rastro
De ese niño que gotea ésta sonrisa sangrante.

26 julio, 2008

Mareas



Que raro es verte ahí
Saber que estás viva después de todo
Y que mi dedo no te alcanza
Ni mis palabras
Ni siquiera ya
Este mar que golpea sangrante

E ignorado.

Todo tiene un final
Y lo que viene después
Es la eterna desolación
De saber que he de esperar
Toda una vida

En otra vida

Para volver a verte sonreír.

25 julio, 2008

Última hoja


Cuando el viento sopló suave sobre las copas de los árboles una melodía se deslizó desde los cielos hasta el pensamiento y estancándose ahí, en la vertiente del abismo, cantó suavemente con la voz de Travis:
“I'm thinking of/ The words to say/ We open up/ Unfinished parts/ Broken up/ It's so mellow”.

Fue entonces que las estrellas se hicieron más intensas y los sonidos de la ciudad más suaves, no hizo falta nada extra para saber que los próximos pasos a dar me llevarían a la historia que no tenía nombre y hacía allí me dirigí como quien va resuelto a comprar caramelos para romper la dieta.

Un hombre garabateaba una frase tallada en el tronco de un sauce que lloraba el dolor del amor de otro- a veces se torna egoísta lo que uno siente y se olvida cuanto duele a otros las demostraciones que se hacen-. Al hombre obviamente no le importaba así que siguió tallando un mensaje en clave y yo, por la misma mera curiosidad que mató al gato, lo seguí para observar como este hombre paraba en todos lados; sea cristales empañados, barro provocado por un charquito o las nubes de propaganda que hacen esos aviones en el firmamento, pero sea donde fuese y en el material que encontrara, tallaba una leyenda con letra cursiva arial 10, sea con el dedo, lágrimas o cuchillos al rojo vivo.
Observé mientras lo seguía, que las niñas enamoradas del rebelde del momento que mostraba la TV, lo señalaban con una mano y reían considerándolo un loco, los viejos bufaban y gritaban que si estuvieran los militares estas cosas no pasarían y las damas gratis chusmeaban gratuitamente salvando hipotéticamente al mundo.

Al hombre todo esto le importaba un carajo y seguía tallando hasta en los jazmines y las palomas, la frase “te esperaré en la última página del libro”

Y si me preguntan, diré que en mi furtivo seguimiento escondido entre margaritas y las flautitas que compró una veterana con pinta de ser aún guerrera, averigüé que el hombre fue un ferviente vinculo entre la realidad y la ensoñación de la vigilia, o sea que era un escritor y dio la casualidad de que allá, por los lejanos pagos de la memoria una vez conoció a la musa perfecta a la cual le dedicó sus mejores sonetos, pero esta dama como suele pasar en cualquier historia de amor que se precie y venda, se casó con otro teniendo así innumerable cantidad de hijos (lo cual lo hace más aberrante todavía, no hay peor amor platónico que aquel donde se le da salsa a la amada, y no es uno).

La cuestión es que este hombre escribió un libro contando las historias de los feroces navegantes en sus navíos de papel, contó los granos de la arena de las playas Plutonicas y como las mariposas estelares se aparean con los siervos del medio oriente rosarino, narró la odisea de la luciérnaga que buscaba el crisol de oro para convertirse en hombre y así poder suicidarse y también la tragicómica travesía del gusano que se creía un ser humano y escribía una historia similar a esta más, en la última página del libro, no había más leyenda que una dirección, se leía: “Deheza 2013, bar El Caucho a las 21,00 hs”.

Me contaron que luego de publicar el libro, día tras día este hombre se detenía en este bar entre las 21 y las 22 a esperar algo que nunca llegaba y así fueron pasando los años sin ninguna novedad.

Se dice que un día se lanzó a la calle a crear esta leyenda enloquecido por la espera de que su amada comprara su libro en cualquier puestito de parque centenario y lo leyera hasta la última hoja donde encontraría la indicación para su mágico encuentro, obviamente jamás pasó.


Me quedé quieto al enterarme de la historia y lo vi alejarse persiguiendo un ventarrón para dejarle su premisa, mientras pensaba en lo bueno que es, que aún no haya terminado de escribir mi propia hoja final y me marché sentido contrario al mundo, tarareando un viejo tango de los días verdes que sonaba más o menos así:

“I'm walking down the line
That divides me somewhere in my mind
On the border line
Of the edge and where I walk alone

Read between the lines
What's fucked up and everything's alright”

24 julio, 2008

El Salto



.

Ella saltó de su mente al abismo para probar que en el infierno también había palomas.
Cuando saltó, la boca del silencioso rugido la engulló, pero con ella se llevó un par de manos que acompañaban los brazos de otro cuerpo que al verla caer, no dudo en saltar también.
“¿Saltarías conmigo? Habría pensado ella minutos antes, pero como el tiempo le urgía en la garganta se olvidó de preguntar con la voz, sin embargo ni falta hizo cuestionar nada, ya que el cuerpo del muchacho que caía a su par, contestaba toda pregunta por formular.
Los ojos de ella al dar el paso que daba comienzo al final estaban cerrados, pero extrañamente su corazón jamás había estado más abierto, él en cambio, no cerró los suyos ni un instante, pues ya había saltado mucho antes al haber comprendido que la amaba desde siempre.
Abriendo el portal de los sueños que palpitaba en su mirar, ella fue sonriéndole a él, que en su caída libre no hacía otra cosa más que abrazarla con la risa.
Sin despegar la vista el uno del otro, ambos comprendían lo que los demás ignoraban.

Qué si hay realmente amor, cuando uno salta el otro lo acompaña.

Cuando el abismo mutó en concreto ya no importaba ni el duro suelo, ni el instante fugazmente doloroso apagaría todo recuerdo de una vida, ni las maldiciones que más tarde proferirían los forenses tratando de reunir todas las partes de sus cuerpos.
Ahora eran dos almas que como fuego, se fundían en una sola mirada que se dedicaban mutuamente, iluminando en la noche oscura, su pasión como una estrella más.

Lobo

.